martes, 22 de febrero de 2011

Entrevista a la actriz española: María Galiana

(fuente: Cincodias.com (Elena Solera))
Tras representar Fugadas en los teatros más importantes de la geografía española, María Galiana vuelve junto a Berta Ojeda para llevar esta obra, escrita por Pierre Palmade y Christophe Duthuron, al Teatro Bellas Artes de Madrid. Este montaje, en el que una anciana que se escapa de un asilo y un ama de casa explotada se unen para hacer juntas el camino, ha sido dirigido por Tamzin Townsend.
María Galiana (foto: Juan Lázaro)
Entrevista
¿Qué tiene Fugadas para que haya conseguido llenar teatros en una gran parte de las ciudades españolas?
No sé lo que tiene, probablemente que la gente tiene muchas ganas de pasarlo bien, en el sentido de que estamos en plena crisis y hace falta distraerse un rato. También es importante el hecho de que tanto Berta como yo hayamos trabajado en televisión. La gente nos recuerda a mí por Cuéntame y a Berta por La señora. Además, la obra tiene como novedad que en ella representamos papeles muy distintos a los que hacemos en televisión.
Así pues, ¿una de las razones del éxito es que no tiene nada que ver con las preocupaciones actuales de la sociedad?
No exactamente. La vieja a la que yo interpreto se escapa de una residencia geriátrica. Ahora mismo un
problema importante de nuestra sociedad es que las personas mayores tengan ocupaciones, que empleen su tiempo y no estén vegetando hasta morirse en un asilo. Por otra parte, la mujer joven es un ama de casa que está bajo el yugo de su marido, su hija y sus quehaceres, y hay muchas amas de casa que están tratando por todos los medios de salir de esa cadena sin fin que constituye quedarse con el trabajo del hogar. De alguna manera, esta obra toca también a la gente.
Hace unos meses elaboró con un amigo una serie de consejos para hacer frente a la jubilación. A usted parece que de momento no le hacen falta.
Yo soy una persona activa al ciento por ciento. Hice una relación con la letra "s" para que estos consejos fueran más divertidos. Por ejemplo, respecto a la salud, contaba que puede que haga cuatro o cinco años que no me hago un análisis. No estoy pendiente de esto exclusivamente, ni yendo y viniendo al médico. Tampoco hay que obsesionarse con la soledad. Yo enviudé hace tres años y desde entonces sigo trabajando en Madrid y no estoy pendiente del teléfono para pedir que la gente me acompañe. También son importantes la solidaridad, la sensibilidad para las cosas que pasan, la curiosidad... Si yo rompo con todo y no me interesa nada de lo que diga el periódico, me estoy negando a vivir.
¿Cómo le ha afectado la crisis económica personalmente?
Desgraciadamente para los demás y afortunadamente para mí, no me ha afectado. Justamente ahora que estoy jubilada y podría tener solo una pensión, que no me permitiría una casa grande como en la que vivo, he tenido la suerte de encontrar otros ingresos como los de la televisión. Tampoco tengo deudas, que eso es importante.
¿Qué lecciones cree que la gente mayor nos puede enseñar a los jóvenes sobre la crisis que vivimos?
Muchas. La lección de la austeridad es muy importante. El amor al trabajo, es decir, el hecho de trabajar una serie de horas y no por ello pensar que ya se ha hecho este mundo y el otro. La lección de la puntualidad. La de tener sentido del honor, formalidad, cumplir las promesas, tener una palabra y que esa palabra sea verdadera, que no haga falta estar detrás de la gente para que hagan lo que dicen. Yo creo que los viejos hemos tenido, y tenemos todavía, una serie de virtudes que provienen de la formación que tuvimos y que debemos transmitir a los jóvenes.

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